Cómo plantar un pirata

Empiece por buscar una piedra lo suficientemente grande y lisa que le permita escribir sin dificultad la palabra «coraje», en letras mayúsculas, en uno de los lados. Viaje a una playa desierta, abra un mapa de islas vírgenes y deje caer el dedo índice de la mano derecha (si es zurdo use mejor el de la mano izquierda). Relájese. Prepare un equipaje ligero (prefiera el algodón al lino si no quiere acordarse del sol tropical). Es importante que lleve zapatillas de cordón, luego verá por qué. Haga un nido con las camisetas y los pantalones cortos y deposite la piedra (ya escrita) en el centro. Antes de abandonar el aeropuerto compre seis botellas de ron en las tiendas «duty free» (hágale saber a quién le mire con malos ojos que no son para usted).

Una vez en la isla, cerciórese de la ausencia de turistas, gaviotas o isleños —los reconocerá enseguida por la voracidad de su mirada—, o cualquier cosa que pueda interferir en lo que ha venido a hacer. Prepare un saco con agua fresca, galletas secas y dátiles (por si llegara a alargarse el asunto) y en otro cargue la piedra.  Al llegar a la playa saque la piedra y sosténgala por encima de su cabeza con las dos manos, notará cómo una pequeña atracción le irá arrastrando hacia un lado u otro. Cuando cese dicha atracción, significará que ha llegado al lugar correcto. Cave un hoyo en la arena ayudándose únicamente con las manos (recuerde que los piratas han de hacerse con rudeza). Calcule más o menos un metro y medio de profundidad y arroje la piedra al fondo del hoyo. Tape con la misma arena removida.

Después riéguelo durante seis días, a botella de ron por día, y por favor no se impaciente. La cabeza deberá aflorar entre el tercer o cuarto día, dependiendo de la calidad del ron. Con los añejos es posible que aparezca antes. Si es un amante de los detalles, una vez que vea asomar la cabeza coloque un boquerón fresco en un ojo del pirata, izquierdo o derecho, y deje que las gaviotas hagan lo suyo. Mientras, tome un jirón de su camiseta y fabrique un parche anudando un cordón de una de sus zapatillas alrededor del jirón. Limpie con agua de mar los restos de sangre que queden en las mejillas del pirata y cubra la cuenca del ojo faltante con el parche casero. Espere. Llegado el momento verá emerger el cuerpo de la arena. Proporciónele ropa y dígale al oído, procurando ponerle algo de intriga, que el tesoro que ha de perseguir es el amor verdadero. Disfrute el viaje.


© Karola Cosme



ILUSTRACIÓN: Jesús Román