EL VUELO DE LAS GARZAS

Él quería aprender a manejar la fotografía tradicional. Para ello acababa de adquirir una cámara Nikon y me pidió clases particulares. Aunque ya tengo bastante con mi trabajo de fotógrafa en una revista de decoración, acepté casi sin darme cuenta. En la primera clase subimos a un parador cercano a fotografiar garzas volando para más tarde enseñarle a positivarlas en el cuarto oscuro. Una vez allí dentro, entre bandejas, líquidos fijadores y bajo la cálida luz roja, un deseo irrefrenable fue revelándose entre nosotros, lentamente, como la imagen de las garzas al vuelo en el papel sumergido en el líquido.

TEXTO: Jesús Román