Llevaba una semana observando desde casa a un misterioso anciano con una maleta roja sentado en la parada de bus. Vestía traje oscuro con un sombrero desgastado. No habría nada de extraordinario en eso si no fuera porque nunca subía al autobús y permanecía inmóvil, mirando hacia mi ventana día y noche. Esto me inquietaba tanto que no podía dormir. Hoy, seguía allí sentado, sonriendo levemente. Pero cuando pasó el bus el anciano ya no estaba, dejando abandonada la maleta roja. Corrí a abrirla y, en su interior, encontré un mensaje escrito: “Soy tu yo del futuro. Te amo”.
TEXTO: Jesús Román