Después de días de agónica espera, recibí la llamada del Instituto Anatómico Forense para identificar tu cuerpo antes de proceder con la autopsia.
Sin demora, agarré mi bastón y acudimos de inmediato, Draco y yo.
Dudo que la investigación pueda descubrir las verdaderas causas que te llevaron a acabar muerto en aquel paraje desolado. Me temo que eso solo lo sé yo.
Temiéndome lo peor, procedí a identificarte poniendo mis manos en tu bello rostro.
A través de mis dedos pude verte: tu frente decidida, el arco relajado de tus cejas, el suave ángulo de tu mentón.
Eras tú...
© Jesús Román